Anesthetize
Año cero. La explosión.
La explosión germinó días antes de la tercera luna llena. El inicio de un círculo perfecto comienza. Todo es nuevo. Todo es bello. La vida se ha encargado de juntar a dos almas olvidadas, quienes se han buscado durante años por entre sombras y barrancos. Solitarios sueños que se han congregado alrededor de una hoguera y un puerto. Danzan, se mueven y cantan, en fines de semana y días perezosos. Hasta que nos dure. He ahí la sentencia que se ha marcado, dejando una huella implícita y perenne, llevando el amor más allá de los derroteros por los que nos han aventado aquellos que no conocen nuestro destino.
Solo se necesitan unos pocos meses y muchos años de magia para callar esta soledad, la cual encuentra paz en el regazo de comida, viajes y museos. Serenidad con locura, letras con bailes, infantil e inmaduro ha decidido dar el paso a la lógica. Y un 19 ha marcado el camino que esta por venir, lleno de subidas y bajadas, lagrimas y risas, piedras y macetas de corredor que se han callado y hay gritado, sea esto un sin fin de pasiones bajo un mismo techo, miseria y abundancia que van a caerse cuando esto sea necesario, tatuando en los rincones de la memoria aquello que seremos, que fuimos y que somos.
Año cero, donde la historia de la historia empezó con una anestesiada explosión. Fuerte, inmensa, que consume todo, que se lleva los miedos y lava la ceniza que hace hollín en el corazón. Rápida y cegadora es la luz que vimos a través de unos ojos vidriosos, cansados de las lágrimas que empañan cada día nuestra lucha contra el viento de la decadencia y la melancolía. Y así volamos, tomados de la mano, dejándonos arrastrar por el dulce sopor de la inconsciencia y las sensaciones de bajo vientre, amor y comedia, siendo una quimera confundida de sí misma, fusionado la imaginación y el anhelo en uno solo.