22-02-23
Préstame tus miedos, que haré un suéter.
Me lo pondré cada noche y te lo entregaré por las mañanas. Dejando mi aroma a perfume y cigarro, que te recuerde que no estás sola.
Préstame tus sueños, que haré un cohete.
Trabajaré en él cada noche y lo revisarás por las mañanas. Repasaremos los planos y en un santiamén alcanzarás las estrellas.
Préstame tus heridas, que haré un té caliente.
Lo prepararé por la noche y te lo tomarás por las mañanas. Aderezado con amor y cuidado, llenará tu barriga y besará tu alma.
Préstame tus recuerdos, que haré una caja.
Pondré los míos en la noche y guardarás los tuyos por las mañanas. Para que cuando pasen los años, no olvides porque estamos aquí.
Préstame tus lágrimas, que haré un jardín.
Sembraré girasoles en la noche y los regarás por las mañanas. Bailarás en ese campo, porque no todas las lágrimas son malas.
Préstame tu risa, que haré una canción de cuna.
Se la cantaré a nuestros hijos en la noche y la escucharás por las mañanas. Y cuidará de nuestra familia, aun cuando estemos lejos.
Préstame tu vida, que la juntaré con la mía.
Te refugiarás en mi pecho por la noche y yo tomaré tu mano en las mañanas. Y cuando la muerte ose buscarnos, haremos que sienta pena al separarnos.
Me lo pondré cada noche y te lo entregaré por las mañanas. Dejando mi aroma a perfume y cigarro, que te recuerde que no estás sola.
Préstame tus sueños, que haré un cohete.
Trabajaré en él cada noche y lo revisarás por las mañanas. Repasaremos los planos y en un santiamén alcanzarás las estrellas.
Préstame tus heridas, que haré un té caliente.
Lo prepararé por la noche y te lo tomarás por las mañanas. Aderezado con amor y cuidado, llenará tu barriga y besará tu alma.
Préstame tus recuerdos, que haré una caja.
Pondré los míos en la noche y guardarás los tuyos por las mañanas. Para que cuando pasen los años, no olvides porque estamos aquí.
Préstame tus lágrimas, que haré un jardín.
Sembraré girasoles en la noche y los regarás por las mañanas. Bailarás en ese campo, porque no todas las lágrimas son malas.
Préstame tu risa, que haré una canción de cuna.
Se la cantaré a nuestros hijos en la noche y la escucharás por las mañanas. Y cuidará de nuestra familia, aun cuando estemos lejos.
Préstame tu vida, que la juntaré con la mía.
Te refugiarás en mi pecho por la noche y yo tomaré tu mano en las mañanas. Y cuando la muerte ose buscarnos, haremos que sienta pena al separarnos.
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