Discurso absurdista de ambidiestra política en un marco de neosocialismo anarcocapitalista
¡Campesinos del mundo, levantad el puño! Que la tierra nos ha dado paz, comida y libertad. Ha visto por nosotros, dándonos sus frutos y su compresión, más allá de lo que nuestras madres y hermanas lo han hecho. Nos bendijo con sus cosechas, por las que solo hemos pagado con sangre, sudor y semen. Regada con la sangre de nuestros hijos, cuando los enviamos a luchar, celular en mano, a los campos de batalla de Facebook y Twitter, compartiendo fake news y peleando con señoras en grupos de compra-venta. Sudamos lágrimas al reaccionar a cada publicación de nuestro sistema patriarcal y nos dejamos la vida comentando puntos de vista que no nos pertenecen y datos incorrectos de fuentes Arial #12. Bañamos con nuestro semen los campos minados de publicidad engañosa en páginas de dudosa moral, donde las solteras nos esperan a un radio de 3 km, las pastillas milagrosas nos curan el cáncer, los agrandamientos de pene nos seducen y ganamos todos aquel visitante un millón al maldito sistema. Viva la tierra en la que crecimos, no podemos hacer otra cosa más que protegerla desde la incomodidad del sillón, mientras buscamos documentales en Netflix.
¡Obreros del mundo, tomad las armas! Que las fábricas nos han robado el aire, el agua y las ganas de vivir. No dejemos que cumplan su cometido, arrasemos sus suministros y quememos las ideas arcaicas, esas que nos impiden declararnos antrosexuales sin temor o cadenas. Porque cada quien es libre de decidir sobre su cuerpo, incluso cuando no se sabe el significado de la palabra sexo. Ya no estamos en los años 60’s, ahora incluso los niños y niñas del planeta pueden y deben decidir qué es lo mejor para ellos, pasando por sobre sus padres, religiones o valores. Arrasemos con las viejas costumbres de concebir planes, abortemos las ideas y matemos los sueños. Nadie podrá decirnos como vivir nuestra existencia, porque nadie sabe mejor que nosotros mismos nuestra historia y nuestro pasado. Dejemos atrás aquellas épocas donde la educación partía desde casa y llenémonos la mente de tutoriales de Youtube e Instagramers que piden comida gratis a cambio de publicidad fortuita.
¡Proletarios del mundo, uníos! Que nuestra lucha no es solo contra los estándares burgueses de unos cuantos, es contra toda la industria asesina de vacas, puercos, gallinas y todo aquel animal que estúpidamente destinaron para consumo. Es contra la explotación de conejillos de indias y otros seres vivos que arrancan de sus hábitats, para poder experimentar con ellos diferentes maquillajes, medicamentos y antenas portadoras del temible 5G. Es contra la manufactura de bienes y riquezas que atesoran algunas familias privilegiadas, que por el simple hecho de nacer en cuna de plata, creen que pueden disponer de lo que les pertenece y no repartirlo entre la clase trabajadora, no sin antes tomarse una selfie en algún pueblo olvidado, junto a una lugareña socialista y honesta. No dejemos caer la bandera que alzó Trotski, Lenin y Mao Zedong, pongamos de fondo de pantalla en nuestro iPhone una estrella roja y luzcamos orgullosos la playera con el rostro del Che Guevara. Que nuestro ideal antisistema sea el pan de cada día, acompañado de papas fritas y ese refresco rellenable arrancado del McDonald's más cercano. Inundemos con nuestro discurso las redes sociales, los bares y los Starbucks y no dejemos que nadie calle nuestra voz, ni sofoque nuestra sed de victoria.
¡Libertad!
¡Revolución!
¡Coca Cola!
Comentarios
Publicar un comentario