Pero recuerda, me debes una lavada de trastes

Para Abi.

No, no te confundas. No te estoy reclamando nada. No es mi intención, ni mucho menos. Solo es un recordatorio que espero llegue a donde quiera que el destino te haya llevado, después de arrancarte tan imprevisiblemente de nosotros.


No, no te lloramos demasiado. Solo lo necesario para recordarte, llevarte y tatuarte en un trío de corazones que ahora se han quedado sin quien proteja sus tropas. Aquellas que interrumpían las noches perezosas de Willy y Morgan, que ahora no saben que hacer, sin un general al cual seguir y que se quedarán paradas indefinidamente en el vago recuerdo de un sistema que tiene tantas fallas, que incluso mata a su propia gente.


No, no te arrepientas. Porque fuiste y serás aquella que compraba sus propias armas que llevar a la guerra, porque fuiste la que no sucumbió ante aquello que nos caracterizaba, porque eras feliz y así nos los dijiste en incontables veces. Dándonos esperanza en este mar de viejas sirenas, que con sus cantos de depresión y ansiedad querían llevarnos, pero que, con los tuyos, nos mantenías cerca.


No, no temas. Aquí estaremos, hasta que nos dure. Porque si algo queda en el aire, es que Dios no cumple caprichos ni tiene planes. Mantendremos en alto la memoria y tendremos más noches donde nos acompañes, solo que ahora estarás en todas y ninguna, a nuestro lado y sin tocarnos.


No, no hay nada más que decir. Afortunadamente te lo dijimos todo, cada quien a su manera y a su tiempo. Sin quedarnos nadie con nada, que a final de cuentas eso es lo que importa cuando ya no puedes hacerlo en persona. Y así nos lo dijiste igual, lo cual es de agradecer, ahora que sabemos que la vida es muy corta.


Solo recuerda que, aunque no me lavaste los trastes, estarás aquí, en cada uno de nosotros, siempre.[no-sidebar]

Comentarios

  1. Es como leer los pensamientos más recónditos, como en una bitácora o diario, que reviven ese caleidoscopio de emociones. Muy bueno.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario