Oculta

Siempre oculta, temerosa,
no dejas que nadie se acerque.
Arrastrando las heridas y espadas de viejas batallas,
sangrando durante la noche, recostada en tu cama.
Sintiendo ese dolor que no mata, solo punza,
todo el día, todos los días, ocultado las heridas debajo de esa piel tersa.
Injustas llagas que derraman gotas de desasosiego y soledad.

No puedes detener el paso del tiempo, solo quieres permanecer inerte.
Sin sentir nada.
Sin escuchar nada.
Sin ver nada.
Sin vivir nada.

Oculta, siempre detrás de un velo de falsa tranquilidad,
no te muestras ante un mundo que te abandono hace mucho.
Esperando que una brisa te arrastre por entre callejones y salidas.

Puertas de cobre, cerradas con los candados de tus miedos,
escondiste tan bien las llaves que las has perdido.
Y ya no quieres buscarlas más,
encerrada por siempre en tu celda de papel y fuego.
Tan fácil que es quemarse o romperla,
pero no tienes la fuerza para hacerlo, no quieres levantarte.

No tienes motivos para nada más.
Temerosa de dar el primer paso,
porque levantarte duele.
Y permanecer recostada también, solo que un poco menos.

Comentarios

Publicar un comentario