Autodestructivo

Silencio.
Regálame un minuto de tu tiempo, para poder columpiarme en él.
Solo.
Verdes pastos que crecen por entre lozas de arena, cal y piedra maciza.
Nadie dijo que el cielo podría ser tan claro, que llega a lastimarme.

Silencio.
La tierra es tan efímera que mis pasos no dejan huella.
Cientos de abejas danzan alrededor de la hoguera que hay en mi interior,
quemando los recuerdos de este paisaje, convirtiendo en cenizas los ayeres que se han tatuado en mi mente.


Solo.
El viento se ha llevado mi camino, allá donde él sabe que no podré llegar.
El destino me ha alcanzado, me ha pisoteado y me ha olvidado.
Y me aferro a esta banca, donde la sangre brota y me baña, caliente, espesa, asfixiante.

Silencio.
Regálame un minuto de tu tiempo, para poder olvidarte.
Solo.
Verdes pastos por los que camino, con la muerte siguiendo mi sombra.
Nadie dijo que el cielo podría ser tan claro, que llega a consumirme.

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