Poema del olvido
Déjame morir en la banqueta, junto a los huesos y los charcos. Que no se quede nada de mí, dentro de ti. Olvida que alguna vez fui tuyo y escupe al suelo cuando escuches mi nombre. Cambia el rumbo si es que pasas por las calles que fueron nuestras y maldice la heladería donde nos sentábamos a ver el tiempo pasar.
Deja que se diluya mi recuerdo entre tus manos, que se vuelva bilis el sabor que dejaron mis besos en tu piel. Quema todo, lo poco y lo mucho que deje atrás. Que no se te olviden las palabras que me dijiste al marcharte, deja que el rencor inunde tu alma y busca de nuevo a aquellas personas en las cuales te refugiaste antes que mi.
Busca debajo de las piedras una razón más para dejar de amarme, que la sangre hierva al son de aquellas canciones que te canté al oído. Olvida a Sabina, a Palomas y Radiohead. No dejes que tu parecer cambie, el tiempo no cura nada, entiérrame junto a las fotografías, el tequila y los bailes de salón.
El vacío será tu paz, porque, a pesar de todo, me encontrarás jugando en tus sueños y tus cortinas. Y entonces desearás nunca haberme dejado.
Deja que se diluya mi recuerdo entre tus manos, que se vuelva bilis el sabor que dejaron mis besos en tu piel. Quema todo, lo poco y lo mucho que deje atrás. Que no se te olviden las palabras que me dijiste al marcharte, deja que el rencor inunde tu alma y busca de nuevo a aquellas personas en las cuales te refugiaste antes que mi.
Busca debajo de las piedras una razón más para dejar de amarme, que la sangre hierva al son de aquellas canciones que te canté al oído. Olvida a Sabina, a Palomas y Radiohead. No dejes que tu parecer cambie, el tiempo no cura nada, entiérrame junto a las fotografías, el tequila y los bailes de salón.
El vacío será tu paz, porque, a pesar de todo, me encontrarás jugando en tus sueños y tus cortinas. Y entonces desearás nunca haberme dejado.